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Con la llegada al Distrito, uno de los principales problemas que encontré como docente fue la escasez de materiales y textos literarios que me permitieran fomentar hábitos lectores, así como estrategias de comprensión y análisis crítico en los cursos que acompañaba. Esta situación se agravó con la llegada del decreto 4807 de 2011, en el que se estableció la ley de gratuidad en la educación pública, dado que desde ese momento resultó mucho más difícil solicitar libros de texto o similares a los estudiantes.

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Así, consulté con mis colegas sobre las estrategias que ellos empleaban para trabajar en sus clases, también acudí a la biblioteca del colegio para revisar que textos me podían servir para dinamizar las actividades planeadas, pero, de cualquier manera, la situación me seguía resultando muy precaria e inconveniente para los objetivos que pretendía desarrollar.

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Fue en este escenario que empecé a soñar con una herramienta digital interactiva, una especie de enciclopedia virtual en la que mis estudiantes pudieran encontrar información suficiente sobre la historia de la literatura, así como textos fundamentales que correspondieran con las escuelas literarias existentes y sirvieran como recurso de lectura permanente y sobre todo, de fácil acceso.

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Pero a decir verdad, con excepción de los contenidos que quería incluir en esta herramienta, no contaba con los conocimientos suficientes para crear una multimedia como la que pretendía desarrollar. Fue por esto, y aprovechando las ofertas de formación que llegaban al  colegio, que empecé a realizar cursos de uso y creación de tecnologías de la información, con la esperanza de encontrar recursos suficientes para iniciar este proyecto.

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Los primeros diplomados en los que participé me permitieron descubrir la plataforma Moodle, también descubrí diferentes aplicaciones que se encuentran disponibles para la plataforma Android y algunas páginas web que permiten crear juegos. No era capaz de crear exactamente el recurso que imaginaba, pero definitivamente tenía suficientes conocimientos para empezar a desarrollar algunas herramientas que me sirvieran para mejorar la calidad de mis clases. Entonces, cuando finalmente surgió una respuesta frente al problema de la precariedad de los recursos disponibles, nació el proyecto la Tercera Hora.

¿De dónde salió el nombre del proyecto?

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En el colegio Eduardo Santos tenemos dos unidades semanales de clase presencial, si los estudiantes van a trabajar una hora más desde su casa, entonces tendremos una tercera hora de clase.

LA TERCERA HORA: HERRAMIENTAS DIGITALES PARA LA EDUCACIÓN

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